lunes, 7 de abril de 2014

4.4 Traumatismo abdominal


   Las contusiones, hematomas y laceraciones hepáticas y esplénicas representan la mayoría de las lesiones intraabdominales por traumatismos cerrados. Los riñones, el páncreas y el duodeno se encuentran relativamente preservados debido a su localización retroperitoneal. Las lesiones pancreáticas y duodenales son más frecuentes tras un impacto con el manillar de una bicicleta o un golpe directo en el abdomen.




Aunque es fundamental realizar una exploración minuciosa para detectar lesiones intraabdominales, a veces resulta difícil. Puede haber hallazgos engañosos debidos a la distensión gástrica por el llanto o por la falta de cooperación de un niño en edad de empezar a andar. 

La exploración requiere tranquilizar al niño, distraerlo y realizar una palpación suave y persistente. Entre los hallazgos importantes se encuentra la búsqueda de distensión, contusiones y dolor. La utilidad del tacto rectal para evaluar el traumatismo intraabdominal y genitourinario se ha puesto en duda, en particular en niños pequeños. 

La presencia de signos y síntomas específicos es útil para que el médico se haga una idea del mecanismo de la lesión y la posibilidad de que se hayan producido determinadas lesiones. El dolor localizado en el hombro izquierdo puede hablarnos de traumatismo esplénico. La marca de un cinturón de seguridad en el abdomen sugiere una lesión intestinal o mesentérica.

Una TC abdominal con contraste identifica con rapidez la presencia de alteraciones estructurales y funcionales y es el método diagnóstico de elección en un niño estable. Tiene una sensibilidad y especificidad excelentes para lesiones esplénicas, hepáticas y renales, pero no debe ser la única prueba para detectar lesiones intestinales, diafragmáticas y pancreáticas. La administración de contraste oral añade poca información acerca de la mayoría de las lesiones y no suele recomendarse. Su uso en niños con posible perforación intestinal es controvertido, porque son frecuentes los falsos negativos en la TC.




 La ecografía abdominal localizada en caso de traumatismos puede ayudar a detectar hemoperitoneo; la sensibilidad baja, aunque variable, de esta prueba en niños sugiere que no debe usarse para excluir lesión intraabdominal 

El tratamiento conservador se ha convertido en el habitual para las lesiones esplénicas, hepáticas y renales secundarias a traumatismo cerrado en niños hemodinámicamente estables. La mayoría de ellos puede tratarse de modo no quirúrgico. Además de evitar las complicaciones perioperatorias, el tratamiento conservador disminuye la necesidad de transfusión sanguínea y acorta el tiempo de estancia hospitalaria. Las indicaciones de laparotomía se encuentran en la tabla. La reparación esplénica, si es posible, es preferible a la esplenectomía





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