lunes, 7 de abril de 2014

4.2 Traumatismos de la columna cervical


  



   Las lesiones de la columna cervical ocurren en menos del 2% de los niños con politraumatismos, pero se asocia a una morbimortalidad significativa. Las lesiones óseas afectan sobre todo de C1 a C4 en niños menores de 8 años. En niños mayores, ocurren por igual en la zona superior e inferior de la columna cervical; sin embargo, los índices de mortalidad son superiores en pacientes con lesiones de la parte alta de la columna.

 Las lesiones de médula cervical sin alteraciones óseas radiológicas (LMCSAR) en placas simples suceden en alrededor del 20% de los niños con lesiones de la columna cervical. Los pacientes con LMCSAR tienen síntomas neurológicos persistentes y anomalías de la médula espinal en la resonancia magnética. 

Aproximadamente un 30% de todos los pacientes con lesiones de la columna cervical tiene déficit neurológicos permanentes. La evaluación comienza con una historia y una exploración neurológica detalladas. 

La identificación del mecanismo de la lesión ayuda a estimar la probabilidad de una lesión cervical. Habría que preguntar tanto al paciente como a los paramédicos si hubo algún síntoma o signo neurológico, como debilidad o sensaciones anormales, que se resolviera antes de la llegada. En un niño con síntomas neurológicos transitorios y radiografías normales hay que considerar la posibilidad de LMCSAR.


Siempre que la historia, la exploración física o el mecanismo de la lesión sugieran una lesión de la columna cervical, deben realizarse radiografías (incluidas las proyecciones lateral, anteroposterior y de odontoides) tras la reanimación inicial. 

La TC de la columna cervical puede ser un complemento valioso a las radiografías; algunos centros usan esta prueba como primera herramienta diagnóstica. La TC ayuda si se sospecha de una fractura de odontoides, porque los niños pequeños cooperan poco para poder obtener una radiografía simple de la «boca abierta» (odontoides). 

La resonancia magnética es especialmente útil para niños con sospecha de LMCSAR. Es esencial el diagnóstico rápido de la lesión medular, porque iniciar el tratamiento con altas dosis de metilprednisolona intravenosa en las primeras 8 horas de la lesión medular puede mejorar los resultados motores, y es el tratamiento habitual.

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