Es de capital importancia optimizar la ventilación y la oxigenación, mientras se protege la columna cervical de un daño potencial posterior. Inicialmente, en cualquier niño con traumatismos cerrados múltiples hay que sospechar una lesión de la columna cervical.
Los niños tienen riesgo de sufrir estas lesiones debido al tamaño relativamente grande de sus cabezas que aumenta las fuerzas de flexo-extensión, y a la debilidad de los músculos cervicales que predispone a la lesión de ligamentos.
La movilización innecesaria de la columna cervical puede causar parálisis, por lo que deben inmovilizarse la columna cervical, torácica y lumbar en posición neutra mediante un collarín cervical rígido, inmovilizadores laterales para la cabeza, y unas cintas sobre la frente, torso y muslos que sujeten al niño a una tabla rígida.
La obstrucción de la vía respiratoria se manifiesta como ronquido, borboteo, ronquera, estridor y/o disminución de los sonidos respiratorios a pesar de la existencia de un buen esfuerzo respiratorio.
La obstrucción aérea es más frecuente en niños que en adultos porque su cavidad oral es más pequeña, su lengua proporcionalmente más larga y la cantidad de tejido amigdalar y adenoideo es mayor, la apertura glótica es más alta y anterior y la tráquea más estrecha.
La obstrucción es frecuente en pacientes con traumatismos craneales graves por varias razones, entre las que se incluyen un descenso del tono muscular que permite que la lengua caiga hacia atrás y ocluya la vía respiratoria.
Con el traumatismo, la oclusión también puede deberse a fracturas mandibulares o de los huesos de la cara, lesiones de la laringe o la tráquea por aplastamiento, secreciones como sangre o vómito o por aspiración de un cuerpo extraño.
Si es necesario abrir la vía respiratoria, se recomienda la maniobra de tracción mandibular sin movilizar la cabeza. Este procedimiento reduce al mínimo la movilización de la columna cervical. En un niño inconsciente se puede insertar una cánula orofaríngea para prevenir el desplazamiento posterior de los tejidos mandibulares. Un niño semiconsciente tendrá náuseas con una cánula orofaríngea pero puede tolerar una vía nasofaríngea.
Si estas maniobras unidas a la succión no abren la vía respiratoria, está indicada la intubación endotraqueal. La cricotiroidotomía urgente sólo se necesita en menos del 1% de las víctimas.